Es notable la cantidad de conductores, propietarios de vehículos particulares e incluso de algunas flotas que no aplican un plan de mantenimiento preventivo. Es bastante común que la gente lleve sus unidades a reparar cuando ya no funcionan, cuando notan un ruido o un desperfecto que es muy notorio o, en el mejor de los casos; antes de emprender un viaje largo; ya sea por vacaciones o trabajo. En el último caso, muchas veces las personas se sorprenden, ya que se encuentran con una gran cantidad de problemas acumulados que requieren una suma de dinero y un tiempo de trabajo que no tenían previsto.

El objetivo de este artículo es ayudar a crear conciencia sobre el mantenimiento preventivo y mostraros como, si tomáis ciertos recaudos, tu coche será más confiable y el coste de las reparaciones durante su vida útil será menor en el largo plazo.

Hablamos de “mantenimiento preventivo” y no sólo de “mantenimiento”, ya que el primero está basado en un cronograma y es un procedimiento de rutina en el cual se incluyen revisiones y reemplazo de piezas antes de que se rompan, mientras “mantenimiento” sólo se refiere a la reparación de un problema una vez que éste fue notado por el usuario.

Vamos a dejaros una breve guía de una posible agenda de mantenimiento preventivo para que vuestro automotor siempre esté en un perfecto estado de funcionamiento.
Los intervalos para realizar estas tareas están definidos por tiempo, kilometraje u ocasión.

Chequear los niveles de los fluidos (una vez al mes o antes de emprender un viaje largo)

Cambiar el aceite y filtro (entre 5.000 a 15.0000 kilómetros o una vez al año, lo que ocurra primero. Revisar en el manual del usuario qué tipo de aceite es recomendable y que intervalos recomienda el fabricante)

Reemplazar el filtro de aire del motor y el filtro de cabina (realizarlo junto con cada cambio de aceite y filtro, en la medida que sea posible)

Revisar y ajustar la presión de inflado de los neumáticos (al menos una vez al mes y antes de salir a la carretera)

Rotación, alineación y balanceo de las ruedas (cada 10.000 kilómetros)

Revisión de los frenos (Una vez al mes o antes de emprender un viaje largo)

Cambio de pastillas de freno (Entre 45.000 y 60.000 kilómetros)

Cambio de bujías (Entre 45.000 y 60.000 kilómetros aproximadamente)

Cambio de aceite de la transmisión (Entre los 40.000 y 80.000 kilómetros)
Las cajas automáticas muchas veces llevan filtros que deben ser cambiados junto con el aceite.


Otros ítems importantes para tener en cuenta

No olvidar cambiar la correa de distribución, la correa de accesorios y bomba de agua en los intervalos fijados por el fabricante. En el caso de motores con cadena de distribución, consultar qué mantenimiento lleva y estar atento a ruidos que puedan dar indicios de una cadena estirada o un tensor en mal estado. Esto es más notable con el motor en frío.
Estos cuidados son fundamentales para evitar roturas que tienen costos de reparación muy altos.

También es conveniente que cuando notemos ruidos extraños en la suspensión, o que el vehículo perdió su confort de marcha original, llevarlo al taller para hacer un chequeo de la suspensión. Podría tratarse de algo tan simple como un buje o cubo desgastado hasta algo más grave como un amortiguador en mal estado.

Por último pero no menos importante; no olvidar revisar el correcto funcionamiento de las luces. Son un importante elemento de seguridad.

Conclusión

Seguir al pie de la letra esta lista podría parecer algo tedioso, pero con la repetición y un poco de disciplina, se convertirán en sencillas tareas de rutina. Aplicar este programa os dará la tranquilidad de que vuestro coche o utilitario siempre estará en óptimas condiciones de funcionamiento. No solamente se evitarán gastos en reparaciones innecesarias, también conoceréis mejor vuestras máquinas y serás menos propenso a ser estafado por mecánicos inescrupulosos. Después de todo, un vehículo es una inversión, y no hay nadie mejor que tú para cuidar de ella.